DETOX: COMIENZA POR TU INTESTINO

cándidas depuracion intestino intestino intestino permeable problemas intestinales sibo

 La mayoría de enfermedades, patologías, y desequilibrios podemos prevenirlos con nuestro estilo de vida.

Nuestra alimentación, actividad física, descanso, hidratación, hábitos de autocuidado, higiene externa e interna, gestión emocional tienen un impacto directo en que todas las piezas que componen nuestro organismo funcionen correctamente.

Sin embargo, llevamos estilos de vida no naturales ni fisiológicos, y uno de los primeros órganos que se altera es el intestino. Prácticamente todos los desequilibrios comienzan ahí, ya que lo que como puede ser mi alimento, o un "veneno", generando la materia prima que construya mi organismo, o creando deshechos que lo intoxiquen.

Antes de que el desequilibrio se convierta en enfermedad, nuestro cuerpo nos manda cientos de señales: uñas frágiles, heces sueltas o estreñimiento, problemas de piel, cansancio al levantarnos, acidez, gases...  

Si no prestamos atención, y durante muchos meses y años la "cocina" de mi cuerpo no funciona bien, se empiezan a alterar el resto de órganos y sistemas, y es ahí cuando empezamos a tener problemas hormonales, autoinmunes, dolores crónicos, enfermedades degenerativas...

No sólo los problemas intestinales como el SIBO, intestino permeable, enfermedad del chron, colitis... comienzan en el intestino

¿COMO SE ALTERA LA SALUD INTESTINAL?

- Comiendo demasiado o muchas veces a lo largo del día (estamos forzando 

- Alimentos no fisiológicos (gluten, exceso de productos de origen animal, procesados, refinados, azúcares..)

- Malas combinaciones de alimentos

- Alcohol

- Estrés

- Alteracion en los ciclos circadianos 

Esto genera desde hiperpermeabilidad intestinal (agujeros en el intestino por donde pasan los tóxicos a la sangre), exceso de deshechos metabólicos y de alimento mal digerido, cándidas, parásitos, desequilibrio de la flora bacteriana, putrefacción, moco y toxicidad que se acumula en el espacio intersticial

Por eso el primer órgano que hay que tratar es el intestino. 

Los alimentos son nuestro combustible y sus nutrientes proporcionan a las células del cuerpo la energía y las sustancias que necesitan para funcionar. Pero, antes de que los alimentos puedan hacer eso, los debemos digerir, descomponiéndolos en trozos pequeños para que nuestros cuerpos los puedan absorber y aprovechar.

La digestión comienza en la boca, y es que una gran parte de enzimas que descomponen los macronutrientes para luego ser absorbidos, están en la saliva que se produce cuando masticamos.

Los alimentos luego pasan al estómago. Un medio muy muy ácido que descompone esas proteínas y grasas para poder luego ser procesadas en el intestino delgado.


En el estómago se comienzan a absorber determinadas vitaminas gracias a los ácidos que se producen cuando comemos.

El intestino delgado es la continuación del estómago. Mide hasta 6 metros de largo, y en él se produce la absorción de la mayor parte de todos los macronutrientes y micronutrientes.

Sus paredes internas están recubiertas por una mucosa. Esta mucosa tiene pequeñas proyecciones que reciben el nombre de vellosidades intestinales, cada una de las cuales contiene a su vez pequeños pliegues que se llaman microvellosidades. Cada vellosidad dispone de vasos sanguíneos y linfáticos mediante los cuales las sustancias absorbidas pasan a la sangre y la linfa y se distribuyen a otras partes del organismo.

El intestino grueso es un tubo algo más ancho que el intestino delgado. Mide alrededor de 1,5 m de largo y conecta con el intestino delgado hasta llegar al ano. En él se extrae sobre todo el agua de los restos de alimento que viene del intestino delgado, y hay un pequeño aprovechamiento de los nutrientes antes de que se produzca su salida final.

Aquí es donde se encuentra el mayor número de bacterias, gran parte de la flora bacteriana que nos libran de tóxicos, protegen de infecciones, permiten que tengamos un tránsito intestinal correcto.

 
LA FLORA BACTERIANA

Las bacterias llegan a nuestro intestino ya desde el momento del parto, pues los microorganismos que forman parte de la flora vaginal de la madre pueden llegar a través del aparato digestivo hasta los intestinos del bebé. Es por eso que la flora bacteriana vaginal de la mujer tiene también tanta diversidad de microorganismos. 

Posteriormente y a través de la lactancia, la alimentación y la exposición al medio exterior, vamos recibiendo todas las comunidades bacterianas que acabarán conformando nuestro microbioma intestinal.

N
o hay dos personas que tengan la misma flora intestinal. Cada uno de nosotros tiene unas poblaciones bacterianas determinadas en una cantidad y distribución únicas. La microbiota intestinal de cada persona es tan exclusiva como nuestros propios genes.

A lo largo de nuestra vida vamos moldeando las comunidades bacterianas de nuestro intestino. La temperatura corporal, el pH, medicamentos, humedad, alimentos, emociones, incluso el clima exterior, son factores, junto con nuestra genética, que determinan cómo es nuestra flora bacteriana.

El objetivo principal de la flora intestinal es garantizar la salud digestiva, y por lo tanto de todo el resto del cuerpo, de la persona dentro de la que se encuentran. Convivimos en simbiosis con nuestras bacterias. Ellas están interesadas en que su hogar esté en las mejores condiciones posibles y desempeñan funciones que a nosotros nos benefician.

Las últimas investigaciones muestran ya que la mayoría de las enfermedades autoinmunes, procesos alérgicos, problemas digestivos generales, déficit de vitamina D, algunos tipos de cáncer, autismo infantil, asma, celiaquía, síndrome de intestino irritable, obesidad, tienen en común un desequilibrio de la flora bacteriana.

El mibrobioma intestinal ya se ha denominado nuestro segundo cerebro. La mayor parte de la serotonina, hormona de la felicidad, se genera gracias a las bacterias intestinales.

Depresión, y muchos trastornos psiquiátricos, se han comenzado a tratar ya con microorganismos regeneradores intestinales.

El conjunto de nuestra flora bacteriana elimina tóxicos que entran por la vía digestiva, sirve de barrera contra virus y bacterias perjudiciales, crean hormonas importantes para el funcionamiento del resto del organismo, y también generan neurotransmisores.



¿QUÉ FUNCIONES DESEMPEÑA?

  •  Función digestiva. Favorecen el movimiento intestinal, facilitando la circulación de nutrientes, ayudando en esa absorción, y evitando que se produzca una putrefacción de esos alimentos.
  •  Sin determinadas bacterias, habría problemas para la absorción de minerales tan fundamentales como hierro y calcio. Son esenciales en la absorción de nutrientes
  •  Descomponen alimentos en unidades más pequeñas para facilitar su absorción.
  •  Son capaces de producir vitaminas como la K2, fundamental para la absorción de vitamina D.
  •  Sintetizan ácidos grasos para convertirlos en energía.
  •  Nos protegen contra otros patógenos y microorganismos no tan amistosos, que quieren colonizar el intestino. El 70% de nuestro sistema inmune está en la flora bacteriana intestinal.
  •  Tienen una relación muy directa también con la salud de nuestra piel.
  •  Influyen en la pérdida o ganancia de peso corporal. En casos de sobrepeso se ha descubierto que hay unas determinadas bacterias que han proliferado en exceso, y sus “contrarias” tienen una población menor. 
  •  Producen la mayor parte de serotonina, un neurotransmisor que controla las emociones y el estado de ánimo

 

¿PORQUÉ LIMPIAR EL INTESTINO?

Es inevitable que se produzcan desechos metabólicos, de la propia flora bacteriana, restos de alimentos pueden quedar en las paredes intestinales incrustados. Recuerda que el intestino delgado es como una alfombra de pelo largo, y en el grueso hay multitud de rincones y pliegues. 


Los parásitos intestinales también producen deshechos, y cuando son eliminados, restos de ellos quedan también adheridos en los pliegues intestinales y en la mucosa. Incluso la propia regeneración del tejido intestinal puede dejar restos de tejido muerto acumulado en estos rincones

Si no hacemos una correcta limpieza periódica de todos los restos que pueden estar acumulados en estos rincones, estamos dejando tóxicos acumulados, están acidificando y además pueden impedir que la vellosidad intestinal haga su función de absorción de nutrientes.

Es el momento de repasar todos estos rincones para tener u lugar confortable para nuestra querida flora bacteriana. Nuestros bichitos necesitan un lugar adecuado a sus condiciones.

Pero antes de limpiar , hay que sellar la mucosa para que las toxinas que se liberen no pase al torrente sanguíneo.

Posteriormente a la limpieza intestinal es necesario repoblar la flora bacteriana de manera equilibrada.

Así habremos completado un tratamiento intestinal profundo y efectivo con el que recuperaremos la fuerza digestiva y así podremos digerir correctamente nuestros alimentos para tener un cuerpo y mente saludables.

Únete a nuestra membresía Club Detox, donde aplicamos el Método New Detox de Detoxificación Integral y Salud Regenerativa.

Cada mes, tendrás un protocolo sencillo de aplicar, con el paso a paso, nuestro soporte diario y una comunidad de más de 300 miembros.

¡ME UNO AL CLUB DETOX!

¡Únete a la comunidad de Instagram!

Publicamos diariamente herramientas detox, contenido gratuito e información muy valiosa para tengas un estilo de vida fisiológico, detox y natural.

¡ME UNO!